LA MUERTE DE UN MAESTRO: JOSEF PIEPER
No debemos dejar pasar por alto la muerte de quien fuera un gran conocedor de Santo Tomás.
En esta entrevista que publicamos se nos revela algo de su personalidad; y en la carta que el Papa Juan Pablo II le enviara al cumplir sus 90 años expresa la admiración de muchos por este sabio.
Entrevista
- Conozco muchos norteamericanos que tienen curiosidad por saber: Usted cumplió 85 años el 4 de mayo. Enseña tres horas por semana en la Universidad de Münster. Continúa viajando a través de Alemania dando conferencias. ¿Cuál es su secreto? ¿Qué lo mantiene en actividad? ¿Cómo es capaz de seguir enseñando, de seguir pensando seriamente sobre temas difíciles y abstractos?
- Es un secreto de Dios. Yo no lo entiendo mejor que otros. Siempre he sido más o menos sano. Camino. Camino por el vecindario o en el parque, no hago jogging. Y siempre duermo bien.
- Ha escrito alrededor de sesenta libros en su vida. ¿Ha seguido alguna técnica particular para escribir? ¿Tiene algún esquema definido, alguna hora especial del día?
- Ante todo escribo a mano. Todo lo escribo. Nunca fui capaz de dictar... por ejemplo. Yo mismo tengo que escribir todo y a mano. Quizás escribiéndolo tres o cuatro veces, corrigiendo siempre.
- ¿Intenta escribir cierto número de páginas por día?
- No. Escribo y trabajo muy despacio. Soy lento para trabajar y lento para escribir. Cuando preparo una clase de 45 minutos, por ejemplo, necesito dos días para escribir lo que voy a decir.
Actualidad y vigencia de Santo Tomás de Aquino.
- Ha pasado la mayor parte de su vida estudiando a Santo Tomás de Aquino. Algunas personas dicen que él es el apóstol de nuestra era, la persona a la que debemos recurrir para solucionar los problemas de la cultura contemporánea. Otros sostienen que Santo Tomás era una voz importante que marcó a la Iglesia antes del Vaticano II y que el renacimiento del neotomismo trajo con él algunas cosas buenas, pero que ahora estamos viviendo una nueva era en la Iglesia y que no necesitamos confiarnos en él tanto como antes. ¿Qué piensa al respecto? ¿Qué juicio le merece?
-Depende de lo que se quiera aprender de Santo Tomás. Lo que a mí siempre me ha interesado es qué idea de hombre tiene. No lo que él piensa acerca de lo que el hombre debe hacer sino lo que el hombre debe ser. Comencé mi trabajo sobre Santo Tomás con un tratado sobre la Fortaleza debido a la idea equivocada de la fortaleza y del heroísmo que tenían los nazis. Para ellos la figura simbólica de la fortaleza era el conquistador y el hombre atlético. Yo dije que no; la figura más apropiada es el mártir, el hombre que está dispuesto a morir, si es necesario, por su fe.
- En varios de sus escritos ha enseñado que Santo Tomás vivió en otra época y que no se formuló muchas de las preguntas que hoy se plantean en la filosofía y en la cultura contemporáneas. ¿Cuán actual es su pensamiento? ¿Cuánto podemos todavía confiar en él?
- Ciertamente, él no tiene una respuesta o una respuesta válida para cada pregunta hecha hoy. Pero yo diría, por ejemplo, que su teoría acerca de las cuatro virtudes cardinales podría ser tenida en cuanta en cualquier época. El no es una personalidad demasiado creativa, o por lo menos éste no es el motivo de mi interés en él, cuanto el de ser vocero de la tradición filosófica de Occidente. En varias ocasiones he hablado de su modestia. A él no le interesaba ser original; al citar a San Agustín, a San Juan Crisóstomo o a Aristóteles, lo hace sólo porque considera que lo que ellos dijeron manifiesta la verdad de las cosas sobre un determinado tema.
- Esta afirmación que usted hace acerca de las cuatro virtudes cardinales -doctrina que es y será siempre válida- ¿Puede extenderse también a la metafísica y la epistemología?
- Personalmente, yo nunca tuve interés en las acostumbradas divisiones de la filosofía: metafísica, epistemología y ética. Le doy un ejemplo: "personalidad" significa ser responsable de los propios actos por ser seres espirituales, creaturas, por ser uno mismo responsable ante el propio prójimo. Y en ello están implicadas la justicia, la fortaleza y las demás virtudes; todo está unido.
- Pero sI la moral de Santo Tomás está muy ligada a su metafísica, ¿podemos aún confiar en su teoría moral si dudamos de la verdad de su metafísica?
- Ah, si. Lo que él dice, por ejemplo sobre los trascendentalia, los conceptos trascendentales del ser: omne ens est verum; omne ens est bonum, omne ens est unum ("todo ser es verdadero, todo ser es bueno, todo ser es uno"). Yo sostengo que estos conceptos tienen una validez eterna. Aún hoy lo enseño y trato de hacerlo inteligible.
- En ese sentido, ¿su metafísica es todavía una guía útil?
- Sí.
La teología actual.
- Cierto número de personas se ha quejado recientemente, y parece haber un consenso general entre muchos miembros de la Iglesia, de que la teología se ha convertido en una especie de ciencia floja, donde no cabe mucho rigor y a menudo no mucha profundidad. ¿Es así? ¿Qué se necesita para que la teología vuelva a su gloria anterior y sea considerada como la ciencia más elevada, de manera que las mentes más despiertas aspiren a su estudio nuevamente?
- Uno debe aclarar primero qué es la teología. Yo diría que la teología es el intento de interpretar la revelación. Entonces debe estar primeramente interesada en el sentido de la revelación. La teología es una empresa humana. Puede haber, por supuesto, una interpretación de la revelación que no sea puramente humana. Cuando la Iglesia intenta interpretar la revelación ex cathedra entonces el Autor de la revelación está inspirando la interpretación de la revelación. Esa, creo yo, es la forma más alta de teología. ¿Cuándo es, pues, profunda la teología? Cuando me enseña que debo amar a mi prójimo, que debo servir a Dios, que tengo la obligación de participar de la Misa y creer en la Presencia real. Es profunda si aprendo de ella que el centro de la religión es la recepción, aunque todos seamos indignos, del verdadero cuerpo de Cristo. Ciertamente, para Santo Tomás su tratado favorito y el último que escribió es el de la Eucaristía, una interpretación de la Misa y de lo que en ella sucede. Y alguna de las principales nociones de su teología son "Liturgia", "sacramento" y sacrificium. Si la teología volviera a ser profunda debería investigar el significado de estos conceptos.
Historia y teología.
- ¿Cree que la teología actualmente debe tener un abordaje menos histórico? Si así fuera, ¿bastaría para dejar de ser una disciplina inconsistente y ser así más profunda, exigente y rigurosa? ¿Sería útil esto para volverla a su lugar de reina de las ciencias como en la Edad Media y Santo Tomás?
- Sí. Todo depende del tipo de temas elegidos y enseñados. Uno de mis alumnos me escribió diciendo que había estudiado teología durante diez años y nunca había escuchado en una clase qué es el sacerdote. El sacerdocio, la naturaleza de los sacramentos, lo que sucede en la misa, ¡éstas son las cosas que deben enseñarse!
Le pregunté a una de mis alumnas si sabía lo que era un sacramento. Me contestó que no. Le pregunté qué tipo de libro de teología tenía en el colegio de religiosas al que había asistido. Resultó ser que ese libro no contenía ninguna definición de sacramento. Fui a mi Obispo y le señalé esto y él me dijo que me fijara en el curriculum de la Facultad de Teología de la Universidad de Münster. No hay ninguna clase sobre los sacramentos. ¿Cómo se supone que los alumnos puedan aprender esto?
- Etienne Gilson, y otros, propusieron que para que la teología redescubriera su verdadero objeto debería haber una cooperación más grande entre teología y filosofía. A la luz de la poca profundidad filosófica de la teología actual se ha sugerido que los estudios de la filosofía y la teología han de estar más unidos como lo estuvieron en la Edad Media. ¿Es esto lo que Ud. intenta alentar en sus escritos cuando habla de la necesidad de "fundamentar teológicamente la vida secular"?
- Yo diría que una filosofía sin consideraciones teológicas no es realmente filosofía. ¿Cómo puede Ud. hablar de la muerte y de lo que sucede cuando un hombre muere, si no tiene idea de lo que sucede más allá de los hechos fisiológicos, cuando un hombre finalmente muere? La teología, por otra parte, siempre necesita de algunos términos de origen filosófico: "sacramento", mysterium y aún "salvación", son también en realidad términos filosóficos. Cuando uno los usa, se sitúa tanto en el campo teológico como en el filosófico. Ud. debe distinguir, por supuesto, la filosofía y la teología, pero no puede separarlas. En el pasado cité varias veces el lema de Jacques Maritain: Distinguer, puor unir no Distinguer pour separer. Debemos distinguir, no separar, la filosofía y la teología, si es que buscamos unirlas.
- Permítame cambiar de tema, pasando a uno distinto. El Papa ha estado hablando mucho últimamente de la necesidad de reevangelizar la cultura en Europa y en Occidente. ¿Cuál es la tarea en ese sentido?
- La respuesta, creo yo, está en las comunidades. Cierta vez pregunté al cardenal Jean Daniélou sobre esto y él estuvo de acuerdo. Pequeñas comunidades serán la salvación de la Iglesia, no iglesias llenas los domingos. Grupos como Schönsttat, Opus Dei, Focolares y Comunión y Liberación. También el Cardenal Daniélou pensaba que grupos como éstos eran la esperanza de la Iglesia, y esto es lo que yo entiendo que el Papa está haciendo: alentando el crecimiento y desarrollo de comunidades más reducidas de hombres y mujeres comprometidos.
- Desde su perspectiva como profesor universitario, ¿hay algo en particular que debiera hacerse con los estudiantes en el trabajo de reevangelizar la cultura? ¿Cómo trabaja Ud. con relación a esta meta desde su propia esfera de acción?
- Sí. Exponiendo a los alumnos un tema que los ayude a tener un mejor conocimiento de su fe. Yo busco un estilo unitario de aproximarme a los alumnos. En mis cursos, en vez de explicar filosofía sistemáticamente, ofrezco, por ejemplo, uno sobre la noción de pecado, filosóficamente considerado, o cursos sobre distintos temas del pensamiento de Sto. Tomás. Les cuento muchas historias. Traer a cuento historias o anécdotas, creo yo, es un excelente medio para transmitir conocimientos filosóficos.
La universidad de cara al futuro.
- ¿Tiene idea de qué es lo que más necesitan los estudiantes al entrar en la universidad hoy en día?
- Lo que más necesitan es vivir una relación estrecha con un profesor que les explique contándoles historias, no cualquier tipo de historias sino las concernientes al tema. Generalmente yo enseño cualquier tema que me pidan mis alumnos, en grupos reducidos, donde todos conocen a todos. Yo también me esfuerzo por relacionar la especulación filosófica abstracta, por ejemplo, sobre la naturaleza del amor, vinculándola a situaciones concretas, normales, de todos los días.
Si yo hiciese una propuesta para la reforma de la universidad hoy en día, sería la de reinstitucionalizar el viejo método medieval de la disputatio como un elemento obligatorio de la vida universitaria. Por disputatio entiendo la discusión entre distintas facultades, distintos departamentos y diferentes personas de esos departamentos y facultades. Por algún tiempo tuvimos esto en la Universidad de Münich. Un club de jóvenes católicos organizó un Simposio para varios centenares de jóvenes sobre el tema "Libertad o Determinismo". Yo participé en este seminario junto a un neurólogo, a un neodarwinista y a otros, y no peleamos, sino discutimos con argumentaciones libres. Yo creo que algo parecido debería suceder dentro de la universidad y ser organizado por ella. Tendríamos como resultado cierta espontánea visión universal donde toda la realidad quedaría expuesta a la mirada. Entonces disputatio es mi sugerencia para la renovación de la Universidad. Por supuesto, nadie ha aceptado mi sugerencia hasta el momento. Cada departamento habla su propio lenguaje y aun dentro de los departamentos la especialización restrictiva se ha convertido en un problema.
Familia y vocaciones.
– Un amigo mío estuvo recientemente en un Seminario en Guadalajara, México, donde encontró más de 2.000 seminaristas. En los EE.UU. y Europa Occidental hay una seria escasez de vocaciones sacerdotales. ¿A qué lo atribuye? ¿Qué cree que sea necesario para cambiar esta situación?
- Nadie sabe con certeza. La vida de familia, creo, es la respuesta. La oración en las comidas, el ir a Misa juntos (cuando mis hijos eran chicos teníamos cinco bicicletas e íbamos todos juntos a misa en bicicleta), leer en voz alta vidas de santos estando reunidos, creo que éstos son algunos de los puntos fundamentales.
- ¿Es esto lo que está faltando en países de Occidente donde hay muy pocas vocaciones?
- Por lo menos yo siento que tiene mucho que ver con esto. Cuando Ud. le pregunta a un sacerdote, cómo entró en la vida sacerdotal, uno de cada dos diría, creo, que por su madre o por su padre u otro ser humano, no por haber leído libros.
- Una pregunta final, ¿tiene esperanzas sobre el futuro de la Sapientia Christiana?
- Sí, por supuesto. Si no, hubiese dejado de enseñar. Pero el futuro del tomismo y de la sabiduría cristiana no está en la literatura aburrida que ha sido muy usada para comunicarla y que ha alejado a muchos, sino en la persona viva del profesor y en el vivo legado que deja a sus estudiantes como herencia.
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Al Prof. Dr. Josef Pieper
Münster.
Muy estimado Señor Profesor:
En ocasión de su nonagésimo cumpleaños, quiero transmitirle mis más cordiales deseos de felicidad y de bendición. Experimento la obligación de incluirme en la multitud de aquellos que se sienten gratamente ligados a su estimada persona y a su inmensa obra científica.
En los decenios pasados pudo Ud. inspirar un sello a toda una generación de estudiantes de filosofía y de teología en las escuelas superiores en Essen y en Münster y, más allá, a un público universal al que tuvo Ud. acceso a través de conferencias como profesor invitado o también en cursos de postgrado. A todos ellos Ud. los ha puesto en contacto con el rico patrimonio de la filosofía cristiana. El pensar de su propio maestro Santo Tomás de Aquino, de cuya obra multifacética Ud. supo como ningún otro extraer tantas enseñanzas de una manera desacostumbrada, llegó a ser para las generaciones más jóvenes un instrumento que, en base a la imagen cristiana del hombre, es apto para penetrar en la realidad del tiempo y de la eternidad, comunicándoles de esa manera una sólida base existencial.
Con su vida personal Ud. ha dado un testimonio elocuente de cómo los conocimientos metafísicos adquiridos pueden marcar un camino de vida y también dar la fuerza para llevarlo adelante. Su misma personalidad, tan sincera, es una expresión real de aquella fe católica en la cual Ud. se ha inspirado.
Que Dios omnipotente, ante quien deberemos dar cuenta, le recompense su engagement inquebrantable y rectilíneo en un tiempo donde, con demasiada frecuencia, se pierde la claridad de visión para establecer las distinciones esenciales, así como también su rico trabajo filosófico únicamente al servicio de la verdad, que es El mismo, y que en los años futuros le dé salud, la alegría de la fe y la paz del corazón.
Para ello, muy estimado Señor Profesor, de corazón le imparto a Ud., a su estimada familia, así como también a Münster, su amada ciudad natal, mi bendición apostólica.
Del Vaticano, 22 de mayo de 1994.
Joannes Paulus PP. II